La publicidad es tramposa. En su esfuerzo por vender mundos irreales (e irrealizables) no hace más que bautizar nuestras necesidades, para que no parezcan tan humanas; o para que pensemos que son más de las que atendemos diariamente. Porque el yogur con bífidus te ayuda a ser regular. Y el que no se utiliza esta palabreja para diferenciarse de la competencia, ¿no lo hace? Buen provecho.
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