No le solemos prestar atención a que las lentes hayan pasado los controles de calidad pertinentes. Sin embargo, las gafas defectuosas no sólo no protegen del sol sino que pueden dañar la vista. Nos protegen del espectro visible (la luz que nos llega) pero no de los rayos ultravioletas. Al estar el ojo expuesto a una menor cantidad de luz la pupila se dilata y esto permite que pase una mayor cantidad de rayos ultravioletas. Esta radiación se almacena en el cristalino y con el paso del tiempo pueden dar lugar a cataratas, irritaciones, conjuntivitis, cefaleas, fotofobia e incluso cáncer de ojo.Una de las cosas a tener en cuenta antes de comprar unas gafas de sol es que deben tener dos etiquetas: la de control de la comunidad europea y la del número del filtro. Hay cinco tipos de filtro, del 0 al 4, donde el cero es la menor protección y el cuatro la mayor. El 0 es adecuado para interiores y días nublados y el 4 para condiciones de luminosidad extrema como las que se dan en el mar y la alta montaña. De todas formas, para mayor seguridad, la recomendación es acudir a un centro óptico en el que se ofrece asesoramiento acerca de las lentes más adecuadas para cada persona.
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