
Aquí comienza la lucha por ser como la modelo de Nueva York o el chico del anuncio de colonias (perdón, perfumes). Aunque no seamos conscientes, aunque pongamos un mayor o menor empeño, luchamos por alcanzar ese ideal Si no es por nosotros mismos (en la mayoría de las ocasiones la razón no somos nosotros), lo hacemos por los demás, porque aquellos han entendido que eso es lo deseable. Y en este punto, hay dos salidas: atajar el problema o no considerar nuestro físico cómo tal.
Estas dos opciones son las que en estos instantes se ofrecen a espectadores insatisfechos con su imagen (y, si me permiten, con cierta dosis de exhibicionismo) en dos programas de la televisión española: Cambio Radical en Antenta 3 y Desnudas de Cuatro. El primero ofrece un “cambio de vida” fácil y sencillo: dos meses de separación de los tuyos, operaciones varias y tú vida es maravillosa (o, al menos, eso defiende su presentadora). En el programa de Cuatro, se busca que aquellas intrépidas que se sometan al “experimento” se den cuenta de que su cuerpo no es tan defectuoso cómo imaginan, que pueden sacarse partido con una blusa larga o una falda corta.
Dos programas que han abierto el debate sobre la conveniencia o no de decisiones drásticas (cómo puede ser una operación de estética) para conseguir un físico diez (o, lo que ahora, a 28 de abril de 2007, se considera un cuerpo espectacular). Sin embargo, no ha habido preguntas ni conclusiones sobre la importancia excesiva de la imagen en nuestros días. Debe ser que eso se da por hecho.